Francisco Rivera Cobo


Edad: 49





Son veinte años que huí de mi pueblo a las montañas, sin siquiera llevar suministros de comida. Durante cuatro años apenas sobrevivíamos - a veces comíamos pasto para sostenernos.

Cuando el ejército se instaló y reorganizó Salquil Grande, tomé el riesgo de venir acá. El ejército me vendió este pedazo de tierra a cambio de un compromiso de ayudarles a patrullar el área.

Construimos esta casa de tierra - es puro adobe; El ejército me dio un poco de lámina de metal para el techo. No teníamos comida, no teníamos ropa, pero poco a poco hemos mejorado nuestra situación.

Ha sido diecinueve años desde que el ejército reinstaló este "pueblo modelo". Trabajamos en el campo - es un afán. También trabajamos en campos cerca de la costa. La mayor razón que continuamos aquí es para poner nuestros niños en la escuela, para que sus vidas puedan ser mejores - eso es lo que esperamos. No podríamos ni siquiera pagar por educación básica que aquí es gratis.

Al fin y al cabo, todavía somos los oprimidos, los abandonados - todavía no comemos mucho más que sal y hierbas. Sin tierra, sin plata, sin nada. Esta aldea es muy pobre.








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