Fui desplazado del Caserío Uchuch.
Tengo tres niños: ocho, once y quince años de
edad. Trabajo en el campo solo yo. No tengo sueldo porque
estoy desempleado.
La guerra le dio duro a nuestro bienestar. Nuestra casa, la
ropa, los animales, hasta nuestra cosecha la perdimos.
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Les cuento a mis niños
nuestra historia, e intento enseñarles a no pensar
mucho en el pasado. Es triste vivir aguantando la
guerra.
Me gustaría que supieras que una consecuencia de la
guerra es que no haya trabajo, y vivimos en pobreza extrema.
Me gusta mi maíz y frijoles pero no tengo dinero para
más - a veces un poco de carne pero nada
más.
Quiero trabajar, pero no hay trabajo por acá, y el
gobierno no ayuda. Espero que algún día mis
hijos puedan estudiar o hasta que sean maestros. Yo mismo ni
siquiera sé leer ni escribir.
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